12/05/2016
Llegamos tarde a Mandalay, con lo poco que nos gusta a nosotros llegar de noche a los sitios. Notamos que el viaje se nos ha hecho muy largo, estamos cansados y notamos también que tenemos prisa por buscar alojamiento. Nuestra primera “gran” ciudad de Myanmar, después de haber pasado los últimos días por regiones más rurales, nos daba la bienvenida con unas inmediaciones de la estación de tren de miedo, hay que decir que es una zona bastante pobre. Quizás porque era de noche y aun y tratándose de una de las principales ciudades del país digamos que el alumbrado escaseaba y eso hacía que cuando oscurecía no invitara demasiado a pasearse por según que sitios.
Encontramos alojamiento, creemos que de los más correctos de la zona en relación calidad-precio. Con aire acondicionado en la zona común, desayuno incluido y unos recepcionistas de los más atentos (hasta nos abrían la puerta cada vez que entrábamos y salíamos del hotel). Abren la puerta y salimos a cenar por los alrededores; volvemos al hotel, vuelven a abrir la puerta y entramos para irnos a dormir. ¡Qué lujazo! 😉 ¡Bueno, de dormir, dormimos poco! No es que tuviésemos una “noche loca”, ni pesadillas, ni que nos meáramos en la cama… Del calor terrible que llegamos a pasar, la habitación se nos hizo claustrofóbica y el ventilador pequeño. Solo deciros que yo (Guillem) me pasé una parte de la noche en la recepción del hotel (era el único sitio donde había aire acondicionado), la otra parte la pasé bajo la ducha de agua fría y el resto de la noche mojando la toalla y poniéndomela por encima. Las ventanas se abrían pero allí no corría ni pizca de aire, “dormíamos” desnudos así que tampoco podíamos dejar la puerta de la habitación abierta… En fin, un trauma horroroso y una experiencia difícil de olvidar. Entre cabezadita y cabezadita, finalmente amaneció…
Era por la mañana temprano y Mandalay ya ardía; los termómetros marcaban más de 40 grados (¡no queríamos ni hacer caso de la aplicación de móvil que nos indicaba el tiempo, ya que allí nos marcaba 52ºC! ¡¡Qué locura!!). Nos aprovisionamos de bastante agua, gorras y gafas de sol, y salimos a explorar intentando, siempre que podemos, ir por la sombra. Como somos masoquistas y tenemos aires de aventureros, alquilamos unas bicis. Mandalay es para hacerla en bicicleta, quién no alquila bici aquí, es como quién va a París y no visita la torre Eiffel. Y ahora pensaréis: ¿con el calor que hacía y estos se alquilan unas bicis?
Pues sí, visitamos la zona del Palacio Real con su muralla (para nosotros la zona más bonita de la ciudad), subimos hasta Mandalay Hill con el templo en la cima y unas vistas panorámicas espectaculares, nos acercamos hasta el Mahamuni Buddha Temple, uno de los lugares de peregrinación budista más importantes de Myanmar, dónde sólo con pasearse por los alrededores permite ver artesanos de “trabajo fino” haciendo todo tipo de budas, ya sean de madera, mármol, metal, etc.
Lo que más nos gustó fue el puente de U-Bein, eso sí, para llegar hay que hacer una pequeña excursión hasta Amarapura de unos 40 minutos, en nuestro caso, en “troncobici”; no podemos considerar que se tratase de una bici ya que, cada vez que pedaleábamos era como si estuviéramos arrastrando 5.463 toneladas de peso. Bicicletas duras, viejas y bastante incómodas, por no deciros como nos quedó el culo después de la paseadita.
U-Bein es el puente de madera de teca más largo del mundo, que atraviesa el lago Taung Tha Man. Hace unos años se utilizaba para comunicar los monasterios de ambos lados del lago, en la actualidad ya existen mejores comunicaciones entre un lado y otro y, simplemente, se basa en una atracción turística (quién quiera venir a verlo que se dé prisa ya que es de los pocos atractivos turísticos que no hacen pagar la entrada. Siguiendo la tónica del país, creemos que no tardarán en hacerlo). Pasearse por el puente como lo hace la gente local y los monjes de la zona, contemplar la puesta de sol, compartir el momento con todos los que se aglutinan y reúnen allí, mantener conversas con birmanos curiosos, contemplar las barcas como pescan, los perros como juegan, los niños como corren, las vacas como pastan. Un rinconcito de paz y tranquilidad, de buen rollo y buenas vibraciones.
A la mañana siguiente y último día en Mandalay, nos quedaría un regusto un poco amargo, ya que nos decidimos a visitar Mingun, otra pequeña población a la cual el mejor método para llegar es en barca (barca con un precio desorbitado a nuestra opinión, por menos de una hora de trayecto). Una vez se llega a la población, sorprendentemente también hay un pequeño puesto de madera y caña dónde venden la entrada (también a un precio desorbitado por lo que se visita). La población tiene su encanto pero no deja de ser una pequeña aldea de gente trabajadora y dónde se pueden ver varios templos y monasterios, entres los cuales Pa Hto Taw Gyi (iba a ser la estupa más grande del país pero se quedo en un intento), y la Hsinbyume Myatheindan Pagoda, muy diferentes de todas las que llevábamos viendo hasta ahora.
La guindilla de la visita se la llevaría la mujer de los lavabos. Sí, antes de volver a la barquita entramos a hacer nuestras necesidades (obviamente escogimos el único baño de estilo occidental, el resto eran de esos con el agujero en el suelo) y, cuando salimos nos damos cuenta que hay una mujer y que, en uno de los árboles de la zona hay un pequeño cartelito indicando que se tiene que pagar. ¡Pero lo más sorprendente de todo es que solo se tiene que pagar por utilizar el baño de estilo occidental! ¡Toooma si se la saben bien esta gente! ¡En fin, entre discusiones y malestar le dejamos el dinero a la mujer, le indicamos que no tendría que tener el cartelito tan escondido y nos marchamos! Nos vamos de Mingun, un paseo interesante pero con la sensación de ser un agujero negro para los turistas, de hacernos ir todo el rato “cartera en mano”. Dos horas de excursión sólo, que son las que el barco tiene establecidas en su horario de ida y vuelta. Si quieres estar más rato, tendrás que apañártelas para volver.
Volvemos a Mandalay, acabamos de explorar las calles de esta gran ciudad, nos abren la puerta del hotel, y empezamos a prepararnos las mochilas para nuestro próximo destino…
Clica aquí para ver cómo llegamos a Mandalay
Arribem tard a Mandalay, amb el poc que ens agrada a nosaltres arribar fosc als llocs. Notem que el viatge se’ns ha fet molt llarg, estem cansats i notem també que tenim pressa per buscar allotjament. La nostra primera “gran” ciutat de Myanmar, després d’haver passat per poblacions i/o regions més aviat rurals, ens donava la benvinguda amb unes immediacions de l’estació de trens de por, una zona bastant pobre, tot s’ha de dir. Potser perquè era fosc i, tot i tractar-se d’una de les principals ciutats del país, diguem-ne que l’enllumenat dels seus carrers és bastant escàs i això fa que, de nit, no convidi massa a passejar-s’hi per segons on.
Trobem allotjament, creiem que dels més correctes de la zona, bona relació qualitat-preu, amb aire condicionat a la zona comuna, esmorzar inclòs i uns recepcionistes súper atents, que fins i tot ens obrien la porta cada cop que entravem o sortíem de l’hotel. Ens obren la porta i sortim a sopar pels voltants; tornem a l’hotel, ens tornen a obrir la porta i entrem cap a dormir. Quin luxe! 😉 Bé, de dormir, vam dormir més aviat poc! No és pas que tinguéssim una “noche loca”, ni malsons, ni que ens pixéssim al llit… De la calor terrible que feia, l’habitació se’ns va fer claustrofòbica i el ventilador no donava a l’abast. Només dir-vos que jo (Guillem) vaig passar-me una part de la nit a la recepció de l’hotel (ja que hi havia aire condicionat), l’altre part sota la dutxa d’aigua freda, i la resta mullant la tovallola per posar-me-la per sobre. Les finestres s’obrien però allà no hi corria gens d’aire, “dormíem” nuus per tant tampoc podíem deixar oberta la porta de l’habitació… en fi, un trauma horrorós i una experiència difícil d’oblidar. Entre clapada i clapada, finalment es va fer de dia…
Ben d’hora al dematí i Mandalay ja bullia, els termòmetres marcaven més de 40 graus (no volíem fer massa cas de l’aplicació per mòbil que ens indica el temps, ja que allà hi marcava 52ºC !! Quina bogeria!!). Ens aprovisionem de força aigua, gorres i ulleres de sol, i sortim a explorar, intentant, sempre que podem, anar per l’ombra. Com que som masoquistes i tenim aires d’aventurers, lloguem bicis. Mandalay és per fer amb bici, qui no lloga bici aquí, és com qui va a París i no visita la torre Eiffel. I ara pensareu: amb la calor que fotia i lloguen unes bicis?
Doncs sí, visitem la zona del Palau Reial amb la seva muralla (per nosaltres la zona més maca de la ciutat), pugem fins al Mandalay Hill amb el temple al capdamunt i unes vistes panoràmiques espectaculars, ens acostem fins al Mahamuni Buddha Temple, un dels llocs de peregrinatge budista més importants de Myanmar, on passejar-s’hi pels voltants permet veure tot d’artesans de “feina fina” fent tota mena de figures de buda, ja siguin de fusta, marbre, metall, etc.
El que més ens va agradar, va ser el pont d’U-bein, això sí, per arribar-hi cal una excursioneta d’uns 40 minuts amb “troncbici”; no la podem considerar una bici ja que, cada cop que pedalàvem, semblava que havíem d’arrossegar 5.463 tones de pes. Bicis dures, velles i bastant incòmodes, per no dir-vos com ens va quedar el cul després de l’excursioneta.
U-Bein és el pont de fusta de teca més llarg del món, que travessa el llac Taung Tha Man. Fa uns anys s’utilitzava per comunicar els monestirs d’ambdues bandes del llac, actualment ja hi ha més comunicacions entre un costat i l’altre i, simplement, es basa en una atracció turística (qui el vulgui venir a veure que s’afanyi, ja que és dels pocs atractius turístics que no fan pagar entrada. I seguint la tònica de la resta del país, creiem que no trigaran gaire a fer-ho). Passejar-se pel pont com ho fan els locals i els monjos de la zona, contemplar la posta de sol, compartir el moment amb tota la gent que s’hi aglutina i es reuneix allà, mantenir conversa amb birmans encuriosits, contemplar les barques com pesquen, els gossos com juguen, els nens com corren, les vaques com pasturen. Un raconet de pau i tranquil·litat, de bon rotllo i bones vibracions.
L’endemà i últim dia a Mandalay ens quedaria amb un regust una mica amarg, ja que ens decidim a visitar Mingun, una altra petita població a la qual el millor mètode per arribar-hi és amb barca (barca, al nostre parer amb un preu desorbitat per una horeta de trajecte). Un cop arribat a la població, sorprenentment també hi ha una petita taquilla feta de canya i fustes que et demanaran un tiquet d’entrada (preu també desorbitat per el que es visita). La població té el seu encant, però no deixa de ser una petita vila amb gent treballadora, i on s’hi poden trobar varis temples i monestirs, entre els quals Pa Hto Taw Gyi (havia de ser l’estupa més gran del país però es va quedar en l’intent de ser-ho) i la Hsinbyume Myatheindan Pagoda, molt diferents de totes les que portàvem veient fins al moment.
La cirereta de la visita se l’enduria la dona dels lavabos. Sí, abans de tornar amb la barqueta, entrem a fer les nostres necessitats (òbviament escollim l’únic lavabo d’estil occidental, la resta era d’aquells del forat al terra) i, quan sortim ens adonem que hi ha una dona esperant, i que en un dels arbres de la zona hi ha un petit cartellet indicant que s’ha de pagar. Però el més sorprenent, és que només fan pagar per haver utilitzat el lavabo d’estil occidental!! Toooma si la saben llarga!! En fi, entre discussions i malestar, li deixem els diners a aquella dona, li indiquem que no hauria de tenir el cartell tan amagat i marxem! Marxem de Mingun, una passejada interessant però amb la sensació de ser un forat negre pels turistes i fer-nos anar tota l’estona amb “la cartera a la mà”. Dues hores d’excursió només, que son les que el vaixell te establertes en el seu horari d’anada i tornada a Mandalay. Si vols estar-hi més estona llavors t’hauràs d’espavilar per tornar.
Tornem a Mandalay, acabem d’explorar els carrers d’aquesta gran ciutat, ens obren la porta de l’hotel, i comencem a preparar motxilles pel nostre proper destí…
Clica aquí per veure com vam arribar a Mandalay
He de reconeixer que quan he llegit «nos decidimos a visitar Mingun», no he llegit be i m’he preguntat… «ningún que???»….
En fin… 😂😂😂
Me gustaMe gusta
Jajajaja si si després de Mingun vam anar a Ningún XDDDD
Me gustaMe gusta
Hola:
Vaya,aquí ,hasta el 5 de julio,no hemos pasado calor,calor,…
¡Qué bonita la foto del puente(amaneciendo o anocheciendo(?)).
Muchos abrazos de todos todas
minuto
Me gustaMe gusta